Durante el fin de semana de
Pascua visité a mi viejo amigo Benjamín Bustos (sin parentezco), al cual no veía desde octubre 2003 cuando a él se le ocurrió venir a Niza en auto. Mi primera conclusión fue que... los años no pasaron en vano (ver panzas en la foto de la derecha).
Para llegar a Konstanz tomé el vuelo Niza (Francia) ->
EuroAirport (limite entre Suiza / Francia / Alemania) y gracias al extremadamente gil condoro de arrendar un auto sin licencia internacional de conducir, me "gané" una estadía de 1 noche en el hotel mas barato al lado del aeropuerto (en el pueblo de Saint-Louis, costado francés). A la mañana siguiente fui a la estación de trenes mas cercana para ir a
Basilea pero porque era feriado el tren no pasó, así que caminé de vuelta al aeropuerto para cruzar a Suiza y tomar el bus que lleva a la estación central de Basilea (
SBB) y partir rumbo a
Konstanz, Alemania. De más está decir que el tren suizo marchó como reloj (chiste fome pero quería decirlo :P), puesto que en el papel salía a las 8:36 AM (si, madrugué) y llegaba a las 10:56 AM. Efectivamente, esos fueron exactamente los horarios de salida y llegada, ni un minuto mas, ni un minuto menos.
En Konstanz me recibió la familia Bustos-Welinsky, compuesta por Benjamín, Carola y la gata Ploppy; los cuales me recibieron acogedoristicamente bien (salvo una despertada infartante que me dió Ploppy) y organizaron un excelente fin de semana, con mucho descanso y deporte. También tuve la oportunidad de comer mucho chocolate suizo, de practicar un poco las 10 palabras en alemán que sé, de buscar los huevitos de pascua dejados por...
Nikolausie?, de comer un kebab de selección y de aprender una canción sobre 3 palomos en el entretecho y que dicen
gurú-gurú-gurú.
El regreso fue por Basilea nuevamente, a la cual me fui temprano pensando en que podría hacer turismo pero bastó que yo pusiera un pie fuera de la estación de trenes para que lloviera. Mas fotos del viaje disponibles
aquí.
Durante el fin de semana de Pascua visité a mi viejo amigo Benjamín Bustos (sin parentezco), al cual no veía desde octubre 2003 cuando a él se le ocurrió venir a Niza en auto. Mi primera conclusión fue que... los años no pasaron en vano (ver panzas en la foto de la derecha).
Para llegar a Konstanz tomé el vuelo Niza (Francia) -> EuroAirport (limite entre Suiza / Francia / Alemania) y gracias al extremadamente gil condoro de arrendar un auto sin licencia internacional de conducir, me "gané" una estadía de 1 noche en el hotel mas barato al lado del aeropuerto (en el pueblo de Saint-Louis, costado francés). A la mañana siguiente fui a la estación de trenes mas cercana para ir a Basilea pero porque era feriado el tren no pasó, así que caminé de vuelta al aeropuerto para cruzar a Suiza y tomar el bus que lleva a la estación central de Basilea (SBB) y partir rumbo a Konstanz, Alemania. De más está decir que el tren suizo marchó como reloj (chiste fome pero quería decirlo :P), puesto que en el papel salía a las 8:36 AM (si, madrugué) y llegaba a las 10:56 AM. Efectivamente, esos fueron exactamente los horarios de salida y llegada, ni un minuto mas, ni un minuto menos.
En Konstanz me recibió la familia Bustos-Welinsky, compuesta por Benjamín, Carola y la gata Ploppy; los cuales me recibieron acogedoristicamente bien (salvo una despertada infartante que me dió Ploppy) y organizaron un excelente fin de semana, con mucho descanso y deporte. También tuve la oportunidad de comer mucho chocolate suizo, de practicar un poco las 10 palabras en alemán que sé, de buscar los huevitos de pascua dejados por... Nikolausie?, de comer un kebab de selección y de aprender una canción sobre 3 palomos en el entretecho y que dicen gurú-gurú-gurú.
El regreso fue por Basilea nuevamente, a la cual me fui temprano pensando en que podría hacer turismo pero bastó que yo pusiera un pie fuera de la estación de trenes para que lloviera. Mas fotos del viaje disponibles aquí.
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